domingo, 25 de marzo de 2018

Hummus con arepitas

En árabe hummus significa simplemente garbanzo, su ingrediente principal, un nombre directo y sencillo para una receta casi tan antigua como la propia civilización. De origen egipcio es un plato de consumo casi diario en Oriente Medio. Sus beneficios a nivel proteico y las altas dosis de serotonina (la hormona de la felicidad) que genera lo están haciendo cada vez más popular en todo el mundo. Así que, ya sabes, si estás más tenso que Chewbacca en una tienda de velcro, el hummus es tu aliado perfecto. 

Como todas las recetas basadas en legumbres la elección de la materia prima es vital si queremos un buen resultado por lo que no debemos escatimar y comprar unos garbanzos de buena calidad. Las proporciones también son primordiales para encontrar el punto deseado y no acabar cocinando una salsa aguada de garbanzos o una pasta de cemento con algo de aceite. Como siempre, habrá que probar hasta encontrar el punto óptimo.

En este caso, como quería emplatar el hummus de una manera más original alteré un poco las proporciones para que el resultado fuera más denso de lo normal.




Ingredientes (para dos personas): 

300 gramos de garbanzos
Sal
2 Limones
Tahini
4 Dientes de ajo
Aceite de sésamo
Sésamo negro tostado
Almendras
Hilos de Azafrán
Agua helada
Bicarbonato

Para las arepas: 

2 Tazas de harina de maíz precocida P.A.N. o similar (blanca)
4 Tazas de agua tibia
1 Cucharada de postre de sal


Lo primero será dejar en remojo los garbanzos en el doble de agua la noche anterior. Al día siguiente, una vez escurridos los echaremos en una olla con el bicarbonato a fuego fuerte durante unos tres minutos. Transcurrido este tiempo echamos un litro y medio de agua y dejamos cocinar por 30 minutos. Durante este tiempo tendremos que retirar con una espumadera la espuma que se genere y las pieles de la legumbre.

Pasados los 30 minutos hay que comprobar el punto de los garbanzos. Tienen que estar muy tiernos. Una forma fácil de comprobarlo es coger uno y aplastarlo con el dedo índice y pulgar. Si se aplasta fácilmente es que están en su punto de cocción. 

Escurrimos los garbanzos y los trituramos con una batidora. Añadimos el tahini y seguimos batiendo, luego añadimos el zumo de limón, sal y los ajos. Por último añadiremos el agua muy fría. En este último paso fijaremos la densidad de nuestro hummus. Cuando esté en su punto vertemos en un bol. Lo tapamos con film transparente y dejamos reposar un mínimo de 30 minutos. En mi caso lo dejé enfriar en la nevera para que adquiriera más cuerpo. 



Mientras esperamos a que el hummus repose podemos ir haciendo las arepas. Echamos agua en un bol grande y salamos. Añadimos la harina de maíz y comenzamos a remover con la ayuda de una cuchara o tenedor. En cuanto vemos la mezcla coge consistencia usamos las manos. Vamos amasando de manera que la harina absorba completamente el agua y nos resulte una masa uniforme y compacta. Sabemos que la masa está en su punto óptimo cuando no se pegan a las manos.

Hacemos bolitas del tamaño de una nuez y aplastamos. En una sartén bien caliente echamos un poco de aceite y calentamos a temperatura media para que las arepas se vayan cocinando bien y no resulten crudas por dentro. En cinco minutos estarán listas. Por último salteamos levemente en ese mismo aceite unas almendras.

La textura crujiente y el intenso sabor a maíz supondrán el contrapunto perfecto para el sabor del hummus. Para redondear más el contraste usaremos almendra, aceite de sésamo y azafrán.

Llega la hora del emplatado. Vertemos el hummus en un molde tubular y coronamos con trozos de las almendras salteadas, sésamo negro tostado, un chorrito de aceite de sésamo y unas hebras de azafrán. Desmoldamos y añadimos tres arepitas para acompañar el plato. 

Espero que os haya gustado, y... ¡Echadle fogones!

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