sábado, 11 de octubre de 2014

El perejil. De afrodisiaco a amuleto de mala suerte

Si hacemos un pequeño ejercicio de introspección y nos preguntaran por una especia dudo que más de un 10% dijera otra que no fuera el perejil. Presente en todas las fruterías y verdulerías de nuestro país, cultivado en millones de balcones y terrazas, y coronado rey de las especias de nuestra gastronomía el Petroselinum hortese o perejil ha sido fiel compañero de los platos de las amas de casa españolas durante siglos. 

Su origen es casi tan antiguo como la civilización mediterránea, cuna de esta planta que crece con facilidad casi pasmosa y que puede llegar a alcanzar un metro de altura. En cocina se usa para aromatizar, decorar, preparar aceites, salsas, en ensaladas, guisos, tortillas, y hasta un etcétera casi tan largo como recetas tiene la gastronomía mediterránea. No es de extrañar entonces que un condimento tan popular como éste tenga interesantes historias que contarnos.

























Perejil de piedra

Su nombre científico, Petroselinum, proviene del vocablo griego petro, piedra, ya que es en los terrenos rocosos donde se prodiga con mayor facilidad. Se cree que que fue en Cerdeña donde se empezó a usar en la cocina, y desde allí se extendió con facilidad por todo el Mediterráneo. 

El perejil como afrodisiaco

Arraigado ya su uso en la cocina griega, la primera aparición literaria del perejil es, ni más ni menos, que una de las dos obras más famosas de Homero, la Odisea. Durante el canto V, el iniciático viaje de Odiseo se ve bruscamente interrumpido por un naufragio que le lleva a la isla Ogigia, hogar de la ninfa Calipso, una hija del titán Atlas que fue desterrada por los dioses y que, cada milenio, era recompensada con la llegada de un héroe del que se enamoraba sólo para tener que dejarle marchar a continuación. 

Homero relata que la isla estaba cubierta por un manto de perejil, cuyo poder afrodisiaco (y las malas artes de la ninfa) lograron retener al intrépido Odiseo durante siete años. Pese al carácter ficticio de la obra, el perejil es realmente afrodisiaco, ya que posee un efecto oxitócico. Consumido de forma abundante contrae el útero, por lo que es conveniente que no lo coman las embarazadas. Aunque para el resto ayuda a las contracciones vaginales que derivan en el orgasmo.

Ave César, los que van a morir llevan... perejil

En las dos grandes culturas clásicas, la griega y la romana, el perejil se consideró sinónimo de vida, alegría y renacimiento. Tanto, que los helenos colocaban ramas sobre las tumbas de sus seres queridos. 

En Roma los gladiadores se colocaban ramas alrededor del cuerpo para obtener más fortuna en los cruentos combates, ya que la tradición popular lo ligaba a la fortaleza y la astucia. Su importancia fue tal para los romanos que Plinio llegó a asegurar que todas las salsas de su gastronomía contenían este condimento. 

Propiedades mágicas del perejil

Durante la Edad Media se le atribuyeron propiedades mágicas. Se difundió una creencia popular por la cual si se nombraba a un enemigo mientras se arrancaba la planta éste moría inmediatamente. Esta superstición duró años, algo increíble si se tiene en cuenta el poco éxito que tendrían estos intentos de asesinato esotéricos. 

En España es costumbre plantarlo el Jueves Santo para evitar el mal agüero. También se ofrece con imágenes de San Pancracio para atraer el dinero y el trabajo, algo más que necesario en los protervos tiempos que nos ha tocado vivir. 

Y no tan mágicas

Las propiedades medicinales del perejil son múltiples. Es un excelente diurético y estimula la digestión y la función hepática. Recientemente se ha multiplicado su uso en infusiones para estimular estos efectos. 

Contiene calcio, vitamina C y provitamina A. Por esos motivos y por su excelente sabor es recomendable seguir usándolo de manera constante en nuestra dieta. 

¿Regalar el perejil?

Uno de los recuerdos de nuestra niñez es ver a nuestras madres pidiendo el perejil regalado en la frutería. Una costumbre que se ha ido perdiendo a medida que iba mermando el número de pequeños comercios en favor de las grandes superficies. Como su cultivo era sumamente barato era algo habitual regalarlo, pero no siempre ha sido así. 

De hecho, durante la Edad Media regalar perejil atraía la mala suerte, ya que, debido al efecto oxitócico que causaba en mujeres embarazadas se asociaba a los abortos y la esterilidad. También se recelaba de su ritmo de crecimiento, naciendo el refrán popular "van siete veces con el diablo y vuelven otras siete antes de germinar"

Espero que os haya gustado, y... ¡Echadle fogones!

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