Los comemos en el desayuno, como postre, merienda y son un elemento indispensable en las fiestas. Enraizados en la cultura popular madrileña como parte indivisible de las verbenas, los churros se han convertido en un dulce internacional.
En España y Latinoamérica forman parte de la gastronomía tradicional y su avance por el mundo parece imparable, pero, ¿Dónde se inicia la receta original?. Ésta y muchas otras curiosidades quedarán resueltas a continuación.
El origen del churro
Como en muchas otras recetas no hay un origen claro, si bien el país donde cobraron mayor relevancia fue en España. Según algunos gastrónomos pudieron ser introducidos desde China, donde los mercaderes portugueses probaron el youtiao, una masa frita de color dorado y que se servía salada en el desayuno. Serían estos mismos marinos los que cambiaron sal por azúcar y al arribar en las costas españolas se popularizaron.
Según otras fuentes son introducidos por los árabes como una derivación de los buñuelos, ya que comparten manera de preparar la masa y los ingredientes, a base de harina, sal, levadura y agua. Para los moriscos sería la llamada zalabiyya la manera de presentar dicha masa, un pastel en forma de rosca enrollada.
Su primera aparición datada es en Cataluña, en el siglo XIX. A partir de ahí se extienden a toda la península, sobre todo entre los pastores. Privados del acceso a muchas de las comodidades de sus hogares comenzaron a cocinarlos en el monte.
¿Churros, porras?
El nombre de churro proviene precisamente de los pastores que tanto los cocinaban, ya que la forma obtenida de la masa se asemejaba sobremanera a los cuernos de las ovejas churras, una raza originaria de Castilla y León. En el caso de sus hermanas mayores, las porras, su nombre deriva de su parecido con el puerro, llamado ajo porro, porro o porrum en latín.
¿Un churro salado?
Sí. En varias regiones los churros no son dulces, tal y como los conocemos popularmente. En Uruguay se preparan salados y rellenos de queso. En España también es posible encontrarlos en algunas zonas del sur preparados de esta manera.
Los churros explosivos
Pese a que la receta parezca inofensiva puede no serlo. En un suplemento publicado por el diario chileno La Tercera se explicaba la receta de unos churros rellenos de dulce de leche. En dicha publicación se indicaba que debían freírse con el aceite a una temperatura de al menos 250º.
El resultado no pudo ser peor. Según aseguraron los afectados a esa temperatura se producen explosiones tan violentas que las salpicaduras llegaron hasta el techo. Un tribunal falló a favor de los lectores obligando al diario a indemnizarlos con 125.000 dólares.
Madrid y sus churros
Cualquiera que nombre chocolate con churros inequívocamente piensa en Madrid. Y es eran uno de los principales reclamos de las famosas verbenas (llamadas así porque las mujeres acudían con ramos de verbena o hierbabuena). Los churros estriados, enlazados en juncos verdes, para su mejor transporte, eran el postre preferido por los madrileños de todas las edades. Aparecen en varios escritos contemporáneos al alzamiento popular del dos de mayo de 1808 y son parte del imaginario popular de los sainetes y zarzuelas clásicos.
Y si hay un establecimiento mítico para degustarlos no es otro que la Chocolatería San Ginés, casi en plena Puerta del Sol. Inaugurado en 1890, el local ha llegado a convertirse en parada obligatoria para todo amante de los churros y del Madrid más auténtico. Su fama se gestó por su proximidad al Teatro Eslava, a cuyos espectadores deleitaba con chocolates con churros tras las funciones.
Durante el periodo de la Segunda República debido a la ubicación casi oculta de la chocolatería entre pasadizos, se rebautizó popularmente como "La Escondida". Y quedó retratada como una de las paradas de Max Estrella, el inmortal antihéroe de Valle-Inclán en su viaje iniciático de Luces de Bohemia.
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