lunes, 6 de octubre de 2014

Saquitos de queso a las especias con chutney de mango y cítricos

Inauguro el blog con una receta muy mediterránea. Desde nuestro viaje a Atenas, mi mujer y yo quedamos encantados con su gastronomía, tanto que, en cuanto podemos hacemos una visita a algún restaurante griego y, como no podría ser de otra forma, cada vez que tengo ocasión cocino o adapto alguna receta de la misma.

Dado que somos grandes consumidores de queso, y en especial del feta, por razones que ya descubriréis en otra receta, nos encantaron algunos de los aperitivos, llamados mezedes. Desde que lo probé no veía el momento de adaptar una de estas recetas, el Spanakotiropita, una empanada griega de espinacas y feta, difícil de pronunciar, casi imposible de deletrear sin trabarse pero exquisita al paladar. 


En esta ocasión prescindimos de la espinaca para centrarnos en el sabor del queso y la textura de la pasta que lo rodea. Para acompañar al sabor eminentemente salado del plato optamos por una salsa que aportará el contrapunto refrescante. 

Ingredientes (para dos personas):

200 gr de Queso Feta
100 gr de Queso Crema
50 gr de Mantequilla
Aceite Oliva virgen
Cebollino
Eneldo
Albahaca
1 Puerro
1 Cebolla
4-6 Láminas de pasta philo o brick
1 Mango maduro
1/2 Limón
1/2 Lima
2 Huevos, uno para batir y otro para pincelar la pasta
Azúcar
Sal
Eneldo fresco para decorar

Comenzamos con la elaboración del relleno. Para ello rociamos un poco de aceite de oliva en el queso feta, añadimos un poco de albahaca (aunque si se quiere helenizar más la receta se puede hacer con orégano) lo envolvemos en papel de aluminio y lo horneamos ligeramente. Reservar.

Al mismo tiempo se pochan el puerro y la cebolla. Se pasan por papel absorbente y se reservan. Picamos el cebollino y lo mezclamos con el queso crema. Batimos el huevo.

Juntamos el queso feta, el crema, el huevo batido y el puerro y la cebolla. Rectificamos de sal al gusto.
Pintamos con la mantequilla un poco derretida una hoja de brick, y ponemos encima otra hoja, de manera que queden pegadas. Rellenamos con la mezcla anterior y cerramos en forma de saquito. Para que no se rompan es conveniente colocar un pequeño trozo adicional donde va el relleno.


Antes de hornear pintamos con huevo batido los sacos.  Con el horno precalentado a 200-220º horneamos durante unos cinco minutos, hasta que dore y quede con un punto más o menos crujiente.

Para el chutney -que en realidad es el nombre de la elaboración, ya que significa moler o aplastar- colocamos en una cacerola profunda los trozos de mango, importante que esté maduro, zumo de limón, de lima y azúcar. Caramelizar hasta que se forme una mermelada espesa y rectificar de azúcar o de zumo de limón al gusto. Aquí es importante la profundidad de la cacerola si usamos placa vitrocerámica o inducción, ya que el azúcar se convertirá en jarabe y es bastante propenso a saltar. Dejamos enfriar.

Finalmente emplatamos. En mi caso decidí hacer una presentación con doble nudo a los sacos, con el eneldo decorando entre ellos y en un lateral el chutney.

Os puede servir como entrante o como primero ligero. Para elegir el vino yo me decantaría por un tinto afrutado para que sirva de puente entre el sabor fuerte y salado del queso y la acidez de la salsa, un Numun Syrah, Borsao Barrica o incluso Mónologo serían mis elecciones, puramente personales. Que le voy a hacer, me gusta la uva garnacha.

Espero que os haya gustado, y... ¡Echadle fogones!.

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